Propóntelo… ¡y hazlo! Qué fácil es decirlo ¿verdad?

He perdido la cuenta de las veces que me he propuesto cosas y no las he llevado a cabo, es que… ¡proponérselo es una cosa, pero conseguirlo es otra!

Siempre surgen problemas, dificultades que me apartan del objetivo, y que al final hacen mía la frase, falsamente atribuida a nuestro ilustre monarca Felipe (el II, no el VI) “no envié mis naves a luchar contra los elementos”

Llamo tu atención sobre dos conjunciones del párrafo anterior “pero…, es que…” comodísimas de utilizar, porque cuando las verbalizo ¡me dan una paz! Justifican por qué no he conseguido mi propósito, acreditan que el reto era inalcanzable, y son la mejor excusa para una derrota que ya estaba latente antes de intentarlo.

Si, pero…. ¡al menos lo he intentado! ¿verdad? Lo he intentado y me he rendido. Siempre que busco excusas, me apoyo en las circunstancias o en la culpabilidad de terceros para argumentar mis reveses estoy eximiendo mi responsabilidad, evidenciando que no se puede luchar contra los elementos.

Los esfuerzos ocasionales, discontinuos, esporádicos, sin pasión… ¡llevan a la derrota!; y rendirse significa arrojar por la borda los sueños, acatar el infortunio y someterse a circunstancias que no colman tu dicha, ¡menos mal que tienes el apoyo de tu círculo íntimo! que ayuda a sobrellevar el mal trago con “alentadoras frases” del tipo:
• “te lo dije…”
• “yo ya lo sabía…”
• “hay que tener los pies en el suelo…”

Que “consuelan” y respaldan la inviabilidad de tu quimera, dejándote “mucho más tranquilo porque has hecho todo lo has podido”.

¡No! El éxito está por encima de la línea, cuando hago todo, y al decir todo quiero decir TODO para alcanzar mis objetivos, cuando soy responsable de mis actos y no busco excusas, es cuando soy creíble, fiable para alcanzar mis metas, con actitud, orientación y sentido.

Habitualmente confundimos deseo con fuerza de voluntad, y este error conduce al fracaso una y otra vez porque es necesario que ese deseo sea vivo, poderoso, agudo y su satisfacción nos motive poderosamente, y ese deseo se queda “cojo” si no está apoyado en una vigorosa fuerza de voluntad. (Puedes repasar el artículo “El hábito de la indecisión”)

Deseo y voluntad forman un obstinado tándem que conduce a alcanzar las metas más elevadas y objetivos inaccesibles porque son empujados por el motor de la perseverancia. La tenacidad forja el carácter y aporta una ventaja cualitativa y cuantitativa respecto a todos aquellos que anhelan alcanzar sus sueños sin esfuerzo, fracasando por su propia debilidad porque deseos débiles conducen a endebles resultados.

La persistencia trae el éxito, y no hay sustituto para la persistencia, cuando adquieres hábitos sólidos y actúas firmemente cada día orientado hacia tus objetivos, es como si tuvieras un seguro contra el fracaso.

Puedes tropezar muchas veces, pero nada te desvía del camino para alcanzar tu meta. Caes, te levantas, te sacudes el polvo y nuevamente en pie ¡continuas hacia tu objetivo!

Porque la derrota es un suceso temporal, obstáculos que hacen más deseable la consecución de tu sueño, impulsos para esforzarte más, para hacerlo mejor y cambiar el método, para darlo todo, sin marcha atrás.

Y cuando alcanzas tu meta, ese mismo círculo íntimo, que antaño «conocía anticipadamente tu propensión al fracaso«, ahora te recompensa, con su apoyo incondicional, con frases del tipo:

  • “nunca he dudado de ti…”
  • “sabía que lo conseguirías…”
  • “te lo mereces…”
¡Merece la pena perseverar! Y la perseverancia tiene claves que hay que educar:

1. Saber lo que uno quiere. Si tus motivos son poderosos tendrás la fortaleza para superar muchas dificultades.
2. Desear intensa y fervientemente la consecución del objetivo, la mejora, el cambio.
3. Planificar. Un plan con acciones, pautas y rutinas diarias reforzará tu perseverancia.
4. Aprender todo lo que necesites saber para alcanzar tu meta
5. Fuerza de voluntad y hábito diario.
6. Y sobre todo ¡no te olvides de sonreír! La simpatía ayuda a obtener la cooperación y el apoyo de los que te rodean, emite energía y recibirás la corriente necesaria para recargar tus baterías.

Repasa estas claves y ¡ponte en marcha! ACCIÓN, ACCIÓN, ACCIÓN.

¿Hablamos?
«¡MEJORAMOS RESULTADOS > SUPERAMOS LÍMITES!»
Te espero en info@pedrovalladolid.com

Madrid 05 de Octubre de 2016

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