¡Ya está aquí! ¡Un nuevo año! Se nos viene encima… ¡y yo con éstos pelos!

En unos días comenzaremos un nuevo ejercicio, pondremos el contador a cero y… ¡vuelta a empezar!

¡Qué vértigo no saber qué pasará! Enfrentarme a un nuevo ciclo de incertidumbres que día a día desafiarán mis fortalezas, tanteando mi capacidad de análisis, de resolución de conflictos. No habrá pasado la resaca de las uvas, sus Majestades aún no habrán regresado a Oriente y ya estaré remangado para acometer los primeros retos que sin duda surgirán ¡qué nervios! 

Pensando en éste futuro próximo, he recordado un refrán muy apropiado para éstos momentos: “Año nuevo, vida nueva” sobre el que he estado reflexionando, y he llegado a la conclusión de que el saber popular me invita a que, si durante el año que finaliza algún proyecto ha fracasado o no he cumplido mis deseos, llega el momento de dejarlo atrás y comenzar otro nuevo, porque siempre tengo una segunda oportunidad para cumplir los objetivos que me he propuesto.

¿He dicho objetivos?, bueno, yo más que objetivos lo que he tenido siempre son buenos deseos:

  • Quisiera
  • Desearía
  • Me gustaría
  • A ver si las circunstancias cambian y entonces….

Pero realmente objetivos, lo que es objetivos… ¡no son! 

Comienza un nuevo año, ¿365 días de oportunidades o 12 meses de inquietud?

Desearía ascender, me merezco un aumento de sueldo, trabajo mucho y no me lo reconocen, desearía que mi empresa estuviese entre las mejores o que mi equipo “sintiera los colores”… ¿qué puedo hacer?

Me dicen que la palabra clave es «fiabilidad», que el mejor modo de conseguir resultados se basa en adquirir la fama de que hago bien mis cometidos, rápidamente, dentro del plazo acordado y transmitiendo optimismo y entusiasmo por ello.

  •  ¡Como si fuera tan fácil! masculla al oído mi geniecillo “realista”.
  • ¡Pues no es tan difícil si te lo propones! Replica entusiasta mi duende sensato,

quien continúa susurrándome:

  • Comienza por ordenar tus metas y tareas
  • Ponles fecha de inicio y fecha límite para trabajar en cada una de ellas
  • Revisa diariamente tus progresos

Si tienes claro hacia dónde vas será más sencillo llegar, si consultas el mapa, la hoja de ruta, podrás comprobar si sigues en el camino o te has desviado y cuánto falta para alcanzar la meta.

¿Cómo construirías un gran edificio? ¿Cómo te comerías un elefante? Paso a paso, bocado a bocado, ¿quieres alcanzar tus metas?, hazlo paso a paso, tarea a tarea, mes a mes, semana a semana, día a día, añade cada día un poco más de valor.

¡Qué difícil resulta aceptar que el principal impedimento para conseguir lo que quiero soy yo! y me cuentan que aquellos que triunfan ponen más énfasis en «qué» es lo acertado y qué está en su mano para resolver el problema, y no en «quién» tiene razón.

– ¿Será verdad que mi formidable ego es un grillete con un enorme peso que me impide avanzar?

Entonces… La primera pregunta que tengo que hacerme antes de comenzar el año es:

  • ¿Qué creencias hay en mí que frenan mis acciones?
  • ¿Qué aspectos clave de mi personalidad, experiencias, educación, aptitudes y actitudes impiden el avance necesario?»

Suave, remilgada, mi conciencia rumorea: “Hay tres motivos que impedirán alcanzar tus metas,  ¿quieres conocerlos? son:

  • La indecisión
  • La duda y
  • El miedo

Cada vez que la indecisión arraiga en tus propósitos siempre la duda la acompaña, y juntas germinan el miedo en un proceso lento que acaba parasitando la determinación, consolando mi fracaso con el consabido: «bueno, al menos lo he intentado»

¡Claro!, si los miedos surgen de la ignorancia, la clave para un nuevo año exitoso está en:

  • Desarrollar valor y confianza
  • Aprender todo lo que necesito saber para alcanzar mis metas

Porque cuanto más sé, mayor es mi confianza, más seguro me siento y más aplomo transmito, ¡eso lo sé!

Recuerdo que cuando aprendí a andar o a conducir pasé por varias etapas, caídas y errores que fueron acumulando experiencia y autoconfianza, mejorando mis competencias ¡y no me rendí!, ahora soy capaz de andar, incluso de correr, y conduzco con notable habilidad.

  • Tendría que hacer cambios en la empresa pero…
  • No tengo tiempo para estudiar
  • No puedo poner en marcha esto en mi negocio
  • Es imposible ahorrar para conseguirlo,…

¡y cuánta razón tengo!, ya lo dijo Henry Ford a principios del siglo pasado: «tanto si crees que puedes hacerlo como si crees que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto» ¡de ti depende!

Pues si depende de mí, ¡voy a hacerlo!, comenzaré el nuevo año siendo fiable, predecible, aprendiendo todo lo que sea necesario para conseguirlo, pidiendo ayuda a profesionales ¿por qué no contratar un coach?, siendo consciente de que puedo organizar mejor mi tiempo y  seguir mi plan, voy a conseguirlo, a alcanzarlo y ¡ésta vez sí! A premiarme por haber sido constante, determinado, organizado y ambicioso.

Este SI que SI, será mi gran año, ¡ya me estoy remangando para hacer lo que hay que hacer!

Feliz Año Nuevo. 

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Madrid 09 de diciembre de 2016

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